Friday, March 9, 2012

Viaje a India



Hace algo de mes y medio hablo con Sofi por skype. Sofi es una amiga de la adolescencia, que después de girar por el mundo se asentó en Nueva Zelandia hace ya tres años. Hace seis que no nos veíamos, pero hace nueve años, fue la ultima vez que realmente compartimos tiempo juntas. Vino a Barcelona por dos meses y se quedó en mi casa.
Me preguntó si quería ir a India con ella, y a los dos días, casi sin pensarlo, compramos el pasaje.

26 de Febrero, 2012

Departure?
Ibiza- Barcelona.
Barcelona- Delhi.
Empieza el viaje pero no empezó de la manera que esperábamos.
Aterricé en Barcelona a las 9:30 y aún me quedaban 6 horas para volver al volar. Después de embarcar, a las 14:30 y esperar dos horas sentados, sin aire acondicionado, esa voz en el altoparlante nos dice que debíamos bajar del avión debido a un fallo técnico, que no tardarían en reparar. Para amenizar la espera, nos dieron un sandwich y un refresco.
En este momento, empezó mi mayor preocupación, de que manera iba a avisar yo a Sofi, que ya estaba de camino a Delhi desde Nueva Zelanda, que no la iba a estar esperando en el aeropuerto como se suponía.
La espera se hizo eterna, y a las 8 de la noche nos dan la noticia de que el avión no podía volar. Aquel fallo técnico, era ni más ni menos que una pérdida de combustible.
La aerolínea se hizo cargo del alojamiento de la mayoría de los pasajeros. Yo por mi parte me alojé en casa de un amigo.
Tin tin: ( mensaje en skype) era Sofi desde su escala en Kuala Lumpur. Menos mal!!! Quedo avisada...








27 de Febrero, 2012

Departure:
Me confirmaron el vuelo por teléfono y para asegurarme el mismo asiento que ayer, me fui pronto al aeropuerto. Hoy se juntaban los vuelos de ayer y hoy, la cola del check in era kilométrica, entonces me acerqué al mostrador y pedí que por favor reservaran mi asiento. El mejor del avión!















28 de Febrero, 2012

Arrival: Delhi. Empieza la aventura!
Tal como me habían dicho, salí del aeropuerto en busca de un pre paid taxi que por 310 rupias me llevó a Pahar ganj. Esta es la zona de hoteles en Delhi. Revisé mis mails para saber en cual de todos me esperaba Sofi. Con ella estaba Gabriel, un neo zelandés al que conoció en el avión.
Dejé mi mochila en el hotel y fuimos a desayunar el mítico chai, té con especias, jengibre y leche típico de India.
No queríamos pasar mucho tiempo en Delhi, así que nos fuimos a la estación de trenes a comprar los billetes para ir a Agra.
Consejo: no hagas caso a lo que dicen los indios fuera de la estación. Ni te pares, sigue caminando, entra, y busca la oficina para extranjeros. Después de una hora de espera resolvimos nuestro destino.
Ahora si, a caminar, a conocer old Delhi. Rickshaws, bicicletas, motos, ruidos, gente, perros, vacas, cabras y mas ruido. La gente nos mira. Por acá no se ven muchos turistas. Llegó la hora de cubrirnos el pelo e intentar pasar lo mas desapercibidas posible.
Me paré delante de un puesto de comida, a ver que se cocía en ese gran plato de hierro. Eran patatas cocidas, cortadas en trozos dorandose en un poco de aceite. Entonces empezó mi aventura del comer. Las pusieron en un mini plato, sazonaron y lo mejor, una salsa roja, picante, algo dulce, exquisita. Unos chicos que comían ahí, tenían otras patatas, con otra salsa y nos dieron de probar. Imposible resistirse, pedimos unas. El hombre sentado frente al gran plato y recipientes de aluminio, puso las cantidades justas de aquellos polvos y salsas mágicas, y las mezcló tirando las hacia arriba una y otra vez, cayendo entre el plato y sus manos. Nos miramos dudando de eso que ahora íbamos a comer. Y... Como no?
Cuatro horas de caminata entre el bullicio de las calles de la ciudad vieja, y decidimos parar a cenar. Parecíamos estar en la zona musulmana para ese entonces y una amiga me había aconsejado aprovechar para comer cordero. En uno de los restaurantes, había afuera, un hombre sentado delante de un horno tandoori haciendo los rotis y al otro lado, un hombre detrás de varios cazos con diferentes currys.
Por fin como autentica comida India. Como describo estos sabores, además de decir que estaba increíble? intentare descubrirlo a lo largo de este viaje. En donde me propongo a probarlo todo.


                        Estación de tren

                        Comida callejera







                         Las calles de Old Delhi.






                         Mi primera comida en India.

                         Deliciosas patatas.

                         Y otras...


                         No es una manifestación, es un día cualquiera.

                         Mesquita.
  
                         Pan Naan cocidos en horno tandoori.

                         Los currys...

                         El de cordero...

                          Sag Aloo (espinacas con patatas).








29 de Febrero, 2012

Un día poco común...

Hoy toca viajar. Destino: Agra, a ver el Taj Mahal. Ahora si, Sofi y yo solitas.
Tras tres horas de tren llegamos a la estación y fuimos en motor rickshaw a ver el fuerte de Agra.
El "tour" acordado con el conductor era: ver el fuerte, comer e ir a ver el palacio.
Le pedimos que no nos llevara a un lugar turístico pero como suele pasar, nos engañó. Y bueno... No es fácil lidiar con ellos así que no quedó otra que sentarnos a comer. Y estaba tan malo que no pudimos comerlo.
El Taj Mahal, sin palabras, un regalo para los ojos. Una maravilla!
El "tour" terminaba en la estación de autobuses, para desde ahí, llegar a Tundla en una hora, para desde ahí tomar un tren con destino Varanasi.
Pero antes de subir al tren, cenamos algo rápido en la calle. Fideos salteados con cebolla, repollo, algo de salsa picante y un toque de lima.
Y en otro puesto a unos metros de este, comimos un aloo parantha. Es un pan chato relleno de patatas, cocido en un plato de hierro a las brazas. Estaba muy rico.


                        Esperando el tren.

                         Algo para picar.

                         Fuerte de Agra.

                         Vistas desde el fuerte.                            

                        Los jardines.




                         De camino al Taj Mahal, unas samosas

                         Impresiona!



                         Inigualable!

                         Lentejas rojas fritas... mmmme encantan! Un buen snack!

                        La cena.

                        Las literas del tren.








1 de marzo, 2012

Recorrimos unos 600 km en 11 horas de tren en las que, a pesar del ruido que nunca calma, pudimos dormir todo el viaje. A las siete de la mañana llegamos y otra vez en motor rickshaw fuimos en busca de un hogar.
Los conductores, te llevan a los sitios donde reciben comisión, sin hacer caso de la dirección que le habíamos pedido. Pero esta vez si que tuvimos suerte. Llegamos a P. G. on Ganga guest house. Habitación doble por 350 R y una terraza de la que se hace muy difícil bajar a la realidad.
Tomamos un poco de fuerzas y salimos a caminar. Matías, un francés que trabaja en el guest house a cambio de cama, comida y lecciones de indi, nos acompañó hasta la calle principal para mostrarnos el camino. Nos dejó, y a pocos metros pasamos por delante de un pequeño puesto de pakoras, al que tampoco pudimos resistir. Sofi todavía duda pero, me mira, y solo con ver mi cara se convence. Y una vez que las prueba lo agradece. Las pakoras, son verduras pasadas por una masa de harina, agua y especies, y luego fritas. En este caso comimos las de cebolla, que quedan dulces, crujientes. Buenísimas.
Bajamos al río, al Ganges, pero el calor que hace aquí, nos obligó a ir a por algo de ropa mas fresca. Nos adentramos en las pequeñas calles abarrotadas de gente, llenas de tiendas principalmente de telas, y saris, ya que en Varanasi se trabaja la seda y se pueden encontrar muy buenos precios.
A la hora de cenar fuimos a Kerala café. Un restaurante recomendado por Matías, famoso por sus dosas. Las dosas son como un crepe hecho de masa de arroz y puede estar relleno de aloo (patata) o cebolla. La patata esta hecha puré y condimentada con especias, algunas arvejas frescas y coco cortado en cubitos. La de cebolla, apenas cocinada, también tiene arvejas frescas.


                         Estación de tren de Varanasi.

                         Parking de motor rickshaws.

                         El mercado.

                         Transporte escolar.

                         Animarse a conducir en India... (perdón por la calidad del video)

                         Venta ambulante de verduras.

                         Pakoras de verduras y demás comida callejera.

                         La salsa para las pakoras.



                           
                         Las callejuelas de Varanasi.


                         Nos tentaron las croquetas de patatas.

                        Y después de un montón polvos y salsas mágicas, esto es lo que quedó. De lo más rico que probé.




                         Varanasi y el Ganges.

                        Rituales de los Sadhus.

                         Un baño refrescante para ellas también...


                         Dosa.

                         Cremaciones a la orilla del Ganges.








2 de Marzo, 2012

Costó salir de la cama. Necesitábamos algo de relax después de tanto viaje y pocas horas de sueño.
Cuando estuvimos recuperadas, Matías nos llevó al monkey temple. Del que no tengo fotos porque estaba prohibido. Caminamos por un pasaje lleno de monos, algo asustadas porque nos han llegado cuentos de que son bastante agresivos si les miras a los ojos.
Los indues son muy religiosos, los templos están siempre llenos de gente que vienen a rezar y dar ofrendas a los dioses. Shiva, Brahma, Vishnu, Parvati, Ganesh, y muchos más.
Al salir del templo pasamos por un puesto de jugo de caña de azúcar. Pasan varias cañas por una rueda que las tritura para obtener un magnifico jugo dulce, al que también se le puede agregar lima y menta, parecía un virgin mojito. Muy refrescante.
Unos pasos mas adelante nos paramos en otro puesto, donde un grupo de indios rodeaba el wok enorme lleno de samosas en su baño de aceite hirviendo para luego saborearlas. Y si hay gente, deben estar buenas. Estaban buenisimas. Las samosas son las empanadas indias. Una masa rellena de patata y condimentada con cúrcuma, comino, chilli, y garam masala.
Y mas adelante otro puesto de algo que ya había visto hacia rato y que me intrigaba probar. Les llaman Gulgapar en Varanasi y Pani Puri en otras zonas. Son una masa medio dulce, crujiente, como un huevo al que hacen un agujero y rellenan con garbanzos, salsa de chilli y salsa dulce de curd (yoghurt). Me sorprendió que estuvieran frías. No fue lo de lo más rico que probé hasta ahora, no creo que lo vuelva a comer.
A la tarde noche pasamos por el main ghat, le llaman ghats a las puertas que llevan al Ganges. En esta, la más grande, hacen un ritual cada noche.
Cenamos en un restaurante pequeño, abierto a la calle en una esquina ruidosa, de comensales locales.
Compartimos: Aloo Gobi, (curry de patatas y coliflor), Dal, Chana Masala (curry de garbanzos) y algunos rotti para acompañar. Uno mas rico que otro. Y todo esto por solo 117R, 2€.



                         Jugo de caña... Puro azúcar!

                         Puesto de samosas.

                         Samosas.

                         Puesto de Gulgapar.




                         Cada noche la gente se reúne en el "main ghat" para alabar al río y los Dioses.



                         Un Sadhu o Baba.

                         Vendedor de pulseras.

                         Y para cenar...


                         Chana masala, Dal, y Aloo Gobi.

                         Locura total!











3 de Marzo, 2012

Hoy si que pudimos salir de la cama antes del amanecer, para ir a ver el sol salir del otro lado del Ganges. Nos sentamos junto a unas niñas que llegaban a darse su baño de cada día. Nosotras apenas metimos los pies, y la verdad que estaba bien fresca, y daban ganas de bañarse enteras.
Pasamos el día en el hotel, me di un masaje con un indio, que para nuestra sorpresa, se quedó en calzones. Le pedí a Sofi que no me dejara sola con él. Ella no podía parar de reírse. A pesar de no poder relajarme totalmente, me hizo bien.
El resto del día, aproveché para sumergirme en cambio, en la cocina que está en el mejor lugar, la terraza, y aprender las recetas de Dipu. Dipu trabaja en el hotel, pero solo gana dinero por comisión ya sea enviando gente a las tiendas de seda, a tours, venta de billetes de tren y seguro alguna cosa más. En el hotel solo trabaja a cambio de comida. Es muy buen hombre, casado y con un hijo. Siempre se le ve cansado.
Nosotras le pedimos Aloo Parantha para comer. Es un pan chato, misma masa que el rotti, pero relleno de patatas pisadas condimentadas con cúrcuma, chilli, comino, garam masala y ginger.
Y a la noche nos hizo Aloo Matar (curry de patatas y arvejas) y otro curry de patata rellena con Paneer (queso fresco), chilli, cebolla, ginger, con curry kofta.
Y esta noche nos pasó lo que se teme que puede pasar en India. A la madrugada me desperté con los ruidos de Sofi, que en cuclillas, vomitaba en un balde en la cama. Y le dije: yo estoy igual. Me acosté a esperar, y tras unos minutos la que estaba con el balde era yo. Hubo mas, la segunda vomitona fue sincronizada. Le pase el balde a Sofi que lo pidió casi sin poder hablar y yo corrí al water.
Una noche horrible!


                        Nada como la luz del amanecer para llenarnos de energía.

                        Las chicas aseandose.

                         Y nos prestaron el jabón!

                         Después del baño lavan sus ropas.



                        Lavado de dientes grupal.



                        Ropas al sol.
                         
                        Parada obligatoria para tomar chai.

                         La cocina del hotel. Dipu puso manos a la obra.

                        Haciendo Aloo Parantha.

                        Pero a la hora de amasar, lo hace una mujer, porque parece ser un trabajo delicado.

                         Aloo Parantha.

                         Con Mathi en la terraza del hotel.

                         Atardecer desde el hotel.

                         Aloo Matar (curry de patatas y arbejas)

                         Curry de patata rellena de queso fresco, paneer.




                     






4 de Marzo, 2012

Mati, nuestro hermanito de Varanasi esperó a que abriera la farmacia para ir en busca de medicamentos.
También trajo suero oral, que mezclamos en un litro de agua. Eso, unas mandarinas, y un trozo de calabaza que compramos y hervimos, fue todo lo que comimos. Dormimos todo el día.


                         Así todo el día.








5 de Marzo, 2012

A la tarde toca viajar.
Ya un poco mejor, con algo más de fuerza, pudimos despertarnos pronto para ver el amanecer en el Ganges. Esta vez nos fuimos preparadas para un baño. Mati se unió, volvimos al mismo sitio, y ahí estaban las chicas. A mi me dejaron una falda larga y amplia para bañarme porque se ve que mi pareo no era "indian style". Cabeza adentro, haciendo la plancha en las aguas sagradas del Ganges, agua fresca, siempre revitalizante.
Las chicas también nos ayudaron a la hora de vestirnos, con sus pareos nos hacían carpa para escondernos de los ojos de los que por ahí pasaban.
Su baño en el Ganges termina con el lavado de sus ropas. Y algunos también las dejan secando al sol a lo largo de todas las escaleras.
Entramos a un templo increíblemente lindo, colorido, poderoso. Nos sentamos un rato junto a los que
murmuraban o cantaban mantras. La luz entraba por tres ventanitas, tres rayos de sol y el humo del sahumerio. Momento mágico.
Seguimos el recorrido para llegar al crematorio más grande. Solo hace nada que empezó el día y ya se nota el calor que se avecina.
Escaleras, ghats, templos, gente, cantos, chai, niños, pájaros, barcos, humo, colores, olores, sensaciones, muchas sensaciones. Varanasi es un lugar poderoso.
Llegamos. El lugar esta lleno de troncos apilados perfectamente, los edificios, algunos, quemados. A la orilla del río, en ese momento quemaban algún cuerpo.
A esta ciudad, poblada hace miles de años, de las mas antiguas, vienen de todas partes de India a purificar su alma con el fuego y terminar en el río sagrado. Apilan la cantidad justa de troncos necesaria para la incineración, con el cuerpo en medio.
La madera dependerá del poder económico de la familia, hay diferentes tipos, siendo el sándalo la más cotizada.
En su cultura y su religión todo tiene un por qué. Con respuestas liagadas a la luna, los planetas, los dioses, la tierra, el fuego, el aire y el agua.

Nos duchamos y dejamos la habitación. El resto del tiempo lo pasamos en la terraza, esperando la hora de partir.
En rickshaw a la estación. Como de costumbre hay mucho trafico, muchas bocinas. Y de repente en medio de la enorme calle, una enorme vaca echada a la que todos han de esquivar. Esto es India.
En la estación, con un pie casi afuera descubrimos la mala noticia de que el billete es para el día 6.
Otra vez en el hotel, ya no quedan habitaciones libres, pero nos dejan la terraza. Dormimos bajo el cielo.
Salimos a cenar a un "restaurante italiano". Se suponía que la que cocinaba era una italiana, aquí solo había un indio borracho que ya no podía ni cocinar. Terminé yo adentro de la cocina haciendo la pasta nuestra y la de alguno más.


                         Nuestro baño en el Ganges... Por fin!


                         Cabeza incluida.

                         Parada clásica para un chai.


                         Este templo me pareció mágico.


                        Pasta fresca en India!! Increíble.


                         Cocinando...








6 de Marzo, 2012

Otra vez a ver el Ganges, pero esta vez fuimos caminando por la calle, esquivando rickshaws de motor y de bici, gente, carros, vacas, perros, basura, bosta. Oliendo los motores, el humo de las brasas que dora algún chapati, y su aroma que alimenta, especies de algún curry que por ahí se cuece, la fritanga de algún puesto de samosas y pakoras, palomitas de maíz, y cada tanto un fuertísimo olor a pis de los baños públicos, y la bosta de esas vacas que andan por todas partes. a veces muy fuerte.
Llegamos al Ganges a una parte en la que solo hay arena, no mas escaleras ni ghats ni templos. Muchas vacas y casi nada de gente,- en India es muy difícil encontrarse solo-. Nos sentamos a la sombra de un enorme árbol.
Y esta vez si. En la estación, con nuestras provisiones para el viaje. Esperamos el tren que a las 6:20 de la tarde, hora prevista, arrancó con destino a Jaipur. Teníamos 16 horas por delante ahí arriba. Pese a los ruidos pudimos dormir.


                        Bajo la sombra del árbol



                         Los chicos tomando helado.

                         Mathi también tomó lassi (licuado de yoghurt) y una pasta dulce de marihuana que es muy común acá para estas fechas.

                         Para mi, chai.

                         En el tren, esperando salir.









7 de Marzo, 2012

Y tanto que dormimos!
_ If you are going to Jaipur, this is it. Menos mal que aquel turista apiadado nos despertó. Eran las 11 de la mañana, pero todavía quedaba algo de viaje para llegar al destino final. Pushkar. Un pueblo que rodea un pequeño lago, en Rajastan. Dicen en India, un pueblo sagrado. 
De la estación de tren,  hasta la estación de bus para hacer cuatro horas más hasta por fin llegar y encontrar un sitio donde dormir. 
Atravesamos el pueblo, pasamos el lago, y llegamos a donde nos habían recomendado. Pero en ninguno de los tres hostels quedaban habitaciones. Otra vez nos ofrecieron el roof. La terraza que esa noche, nos regaló un atardecer especial. Del otro lado del sol que se escondía detrás del pueblo, aparecía la luna llena, enorme, detrás de la montaña. 
Seguimos sin poder comer comida India. Y como este es un sitio turístico, hay pizza al horno de leña en todas partes. En estos momentos, es todo lo que deseo. 
Esta noche empieza el "Holy". Es una fiesta que se celebra en febrero- marzo, con la llegada de la primavera. Por la noche, con luna llena, hacen pilas de ramas y demás cosas para quemar, quemando así todo lo malo, por un porvenir de cosas buenas. Y A la mañana siguiente y hasta por la tarde, empieza la fiesta del color.


                         Vista desde el hotel.

                         El lago sagrado.
          
                         Nuestra habitación.




                          La luna desde nuestra "habitación"








8 de Marzo, 2012

Inevitablemente nos despertamos con los primeros rayos de sol, y enseguida se empezaron a sentir a los siguientes madrugadores. Hoy es un día especial, tanto, como para nosotros el año nuevo. Y tambien nosotros lo esperabamos ansiosos. Las habitaciones del hostal, rodean un largo jardín en el que la gente va y viene al baño, a lavar la ropa o sentarse en alguna mesa a tomar chai. La verdad que es muy acogedor, tanto que hay mas de un extranjero viviendo acá. Desde la terraza veíamos a todos preparados, listos con sus peores ropas para salir a la guerra. Nos unimos a una pareja y con la bolsa llena de municiones partimos al centro. Ni un minuto duramos impolutas. Polvos de colores volaban por los aires. Música, baile, risas y todo teñido de rosa. 
Solo un rato de fiesta y luego al hotel a quitarme aquella pintura seguramente tóxica de la cara y los brazos. 
Por la tarde la cosa se pone más agresiva. Dicen que los indios, que para estas fechas beben Bhang, una bebida a base de marihuana, aprovechan, bajo los efectos ésta, para encerrar a mujeres turistas y meter mano donde pueden. Por eso hoy nos quedamos en el hotel hasta la tarde. Cuando la fiesta hubo terminado, salimos a  dar vueltas por el pueblo, en donde esta lleno de tiendas, una al lado de la otra. Te ofrecen de todo, te invitan a mirar, te gritan los precios, es agotador. Pero parece ser el sitio más barato para comprar. Yo paso, me agobian.

                         Amanecer.


                         Pinturas y pistolas para la fiesta.



                         Así quedamos.



                          Y así quedó la calle.


                         Las calles de pushkar.











9 de Marzo, 2012

Desde nuestra "habitación", podemos ver un templo en la cima de una montaña. Sofi fue temprano al mercado en busca de algo de fruta para salir de excursión. Atravesamos el pueblo, y preguntando llegamos a los pies del monte. Empezamos a subir las escaleras. Yo me quede unos pasos mas atrás, y de repente, un mono se interpone en mi camino cerrandome el paso. Me mira, mostrando los dientes. Busco a mi alrededor algo para tirarle, algo con que asustarle, pero nada. Llevaba conmigo la bolsa con fruta, saque una mandarina y la lancé para que el mono, de tamaño considerable, la fuera a buscar como un perro un palo. Pero ni caso, el condenado mono se quedaba mirandome, mostrando sus dientes. Lo intenté con su lenguaje, y tambien le mostré mis dientes, pero otra vez, ni caso. Saqué otra mandarina y se la tire más cerca, a sus pies. Pero seguía sin moverse y mis piernas no paraban de temblar. Le grite a Sofi que siguiera sola, yo me rendí, di media vuelta, y encontré una cómoda piedra desde donde contemplar el paisaje.  Más tarde me dijeron que los monos saben que en las bolsas de plástico hay comida. Por eso, más vale que no la vea. 
Para cenar, a pedido del cuerpo, una ensalada bien fresca, a pesar de las advertencias de no comer vegetales crudos. A estas alturas nada me importa. Quiero comer.


                         De camino al templo.

                         En la cima, el templo.

                         A mitad de camino, todos los indios se nos vinieron encima.


                         Y acá me quedé yo.


                         Las calles de Pushkar.











10 de Marzo, 2012

Ya no teníamos mucho más que ver en Pushkar. Es un pueblo tan chico que lo conocíamos de punta a punta, y si sigues dando vueltas, caes siempre dentro de alguna tienda. Decidimos entonces alquilar una moto para ir a ver algún pueblo en los alrededores. 
La carretera estaba tranquila, demasiado tranquila para ser India. El sol ardiente pegaba en nuestros brazos. Pasamos varios pueblos cuando nos dimos cuenta de que el litro de gasolina que habíamos cargado se estaba acabando. Preguntamos a la gente que nos cruzábamos apenas diciendo "petrol?" porque aquí de ingles nada de nada. Y nos señalaban con la mano que debíamos seguir. Sin saber a donde, seguimos hasta el próximo pueblo donde por fin tenían gasolina. Unos niños nos guiaron hasta un quiosco donde habían varios hombres tomando cerveza, cosa que aquí esta algo prohibido por la religión. Enseguida apareció el resto del pueblo. Todos a nuestro al rededor observando cada uno de nuestros movimientos. Compramos algo de comer para compartir con todos. Hasta el momento eran todos amigables, pero llegó una mujer mirandonos con mala cara, dijo algo que por supuesto no entendimos, y literalmente, me pegó en la espalda. Entendimos que había llegado la hora de partir. Arranqué la moto pero los niños nos seguían, agarraban a Sofi de las manos, para no dejarnos ir. Esto es lo que tiene India. Momentos muy intensos.
A mitad de camino nos paramos a comer la fruta que traíamos, debajo de la sombra de un árbol y al rato se acercó una mujer muy simpática que nos invitó a su casa, nos invitó un lassi (yoghurt licuado) , nos dieron tomates de su enorme huerto, y algunas flores, las cuales venden para dar ofrenda en los templos. 
Al volver a Pushkar, cenamos, y a nuestros platos le agregamos esos tomates frescos recién arrancados del huerto. Otra vez pizza y ensalada. 
Quiero volver a comer comida India. Pero en cuanto huelo el curry recuerdo esa horrible noche, y no, no puedo. 
Llegó la hora de partir, fuimos a la hora indicada al sitio donde habíamos comprado el billete de autobús, y el hombre nos llevó en coche a otro lugar. Son situaciones muy bizarras, nunca sabes a donde te llevan. Nos dejaron en la casa de una familia, que en ese momento festejaban el cumpleaños de una niña. Un señor tocaba un tambor a un volumen considerable. No podíamos ni hablar. Y mientras ellos bailaban y se divertían nosotras y todos los demás que iban llegando esperábamos el autobús. 


                         


                         Cargando gasolina.




                         La vida en las manos.